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LA CARTUJA DE SEVILLA, UNA FORMULA MAGISTRAL

Tras casi 200 años la fórmula magistral que, en sus debidas proporciones, arroja como resultado la loza fina característica de La Cartuja de Sevilla sigue manteniendo sus mismos componentes: cuarzo, caolín, feldespato, sílice, arcilla y arena, entre otros.

La masa oscura resultante de la mezcla se denomina barbotina y se presenta en dos estados, líquida para la elaboración de piezas huecas y sólida para las piezas planas.

Moldeado

Existen dos técnicas diferentes para cada uno de los dos tipos de barbotina, la líquida y la sólida.

En el caso de las piezas planas es más sencillo, antiguamente se hacía a mano extendiendo la pasta sólida sobre un molde. Hoy día es muy similar pero se realiza a través de máquinas específicas que prensan el barro sólido.

Cuando se trata de piezas huecas el proceso es más elaborado y se hace exactamente igual que en el origen. La barbotina se vierte en el interior del molde de escayola, existe un molde para cada pieza. Una vez que la pasta cuaja en sus paredes y adopta el grosor adecuado, se desecha la materia sobrante y se retira el molde para que se inicie el proceso de secado..

Repaso en Crudo

Todas las piezas realizadas mediante la técnica del colage, acusan unas rebabas propias de la unión de las distintas par- tes que componen el molde. Una vez seca la pieza a tempe- ratura ambiente, o bien en secaderos según la premura de la producción, es repasada con una cuchilla para hacer des- aparecer las juntas del molde en la pieza. Posteriormente la pieza es “refinada” con una esponja humedecida en agua, ob- teniendo un resultado óptimo de la pieza.

Cocción

En este paso nos encontramos con la primera de las tres cocciones por la que pasará la pieza hasta su finalización. Tras este primer paso por el horno, y haber permanecido unas dieciséis horas a una temperatura máxima de 1.150 grados, se obtiene la “loza bizcochada”, blanca y dura característica de La Cartuja de Sevilla.

Clasificación de Bizcocho y Sellado

Aquí se realiza la primera criba importante, únicamente siguen adelante en el proceso de producción aquellas piezas que cumplen con los estándares de calidad. A continuación las seleccionadas quedan identificadas con el sello de La Cartuja de Sevilla. Este proceso de sellado es genuino ya que se sigue realizando como en el origen de la fábrica, con serigrafía directa artesanal, es decir, a mano.

DECORACIÓN

Históricamente se han venido utilizando cuatro técnicas de decoración principales: estampación, cloisonné, pintura a mano y calcomanía.

La que más se utiliza en la actualidad es la calcomanía. Las primeras láminas se introdujeron en 1910 y provenían de Inglaterra, Francia y Alemania. La técnica consiste en decorar las piezas mediante papeles con una decoración que previamente ha sido impresa con un proceso fotolitográfico. Este papel se aplica a mano por nuestras decoradoras sobre la pieza en bizcocho, resultado de la primera cocción, tras aplicarle el tapaporos. El tapaporos es un líquido plástico aplicado a las piezas que van a ser decoradas, facilitando así el proceso.

Segunda cocción

La pre-quema es la segunda cocción por la que pasan las piezas para la fijación del color. Se realiza durante 8 horas al- canzando los 800 grados.

Esmaltado

Este esmaltado o vidriado se realiza sumergiendo la pieza en barniz, a mano y una a una. Tras esto, pasa a la tercera coc- ción, esta vez a 1.050 grados, gracias a la cual se consigue una gran brillantez y transparencia que además potencian y protegen los colores del decorado.

Esmaltado

Este último paso cierra el complejo proceso de producción artesanal de todas y cada una de las piezas de La Cartuja de Sevilla. Este apartado culmina todos esos procesos intermedios de repaso, de forma que, tras múltiples descartes, sólo ven la luz aquellas piezas que cumplen con los exigentes estándares de calidad de La Cartuja de Sevilla.

Con estos talleres se resume el proceso de producción que en total cuenta con dieciocho etapas, de las cuales hasta ocho son clasificaciones.